
Valladolid es una ciudad colonial que se encuentra a una hora de Chichen Itza, la antigua ciudad maya que compone una de las 7 maravillas del mundo.
Cuando llegué a Valladolid me empezó a gustar lo que veía, calles con edificios de colores, finalmente la idea que yo tenía de México y en general de Latinoamérica.
Nada más bajarme del bus y caminar un poco vi una de las mejores cosas que podía ver, una PANADERÍA. Adoro el pan y lo echaba mucho de menos, entré y me pareció el paraíso, barras de pan. Compré una y estaba estupenda.

Aquel lugar ya comenzaba a cumplir mis expectativas.
Luego nos dirigimos al hostel, Valladolid 48 ,donde dormimos 2 noches y el edificio me gustó mucho. Una de las paredes estaba decorada con imágenes de obras de Frida Kahlo, una de mis artistas favoritas, además la acompañaban frases míticas de la autora. Eso fue como un toquecito en mi corazón que me hizo sentir que aquel lugar era especial. El hostel contaba también con una piscina, varias terrazas y murales con animales autóctonos de la región de Yucatán como el flamingo y el jaguar.

Después de hacer el check-in fuimos a dar nuestro primer paseo por el centro de la ciudad. La ciudad fue fundada en el año 1543 por el español Francisco Montejo el sobrino, también conocido como “ el Adelantado”. En la visita guiada que hicimos, que la recomiendo 100%, nos contaron que llegaron frailes españoles con la idea de evangelizar a los mayas. Algunas de las prácticas de los mayas les parecían poco apropiadas, por ejemplo, el hecho de ofrecer el sacrificio de humanos como ofrenda para pedirle a los dioses lluvia. Para ellos era común lanzar a humanos vivos o también decapitados a los cenotes, lugares que consideraban el puente de comunicación con el inframundo.
Además, realizaban otro tipo de rituales, el más interesante dio lugar a lo que hoy conocemos como chocolate. Se trataba de mezclar el cacao con sangre humana y beberlo. Pensaban que así la energía de la persona muerta pasaría a sus cuerpos. De ahí salió la bebida rica que tenemos en nuestros días. Actualmente la versión que hacen y ofrecen en algunas cafeterías es la mezcla de cacao con agua y con chile, como sustituto de la sangre humana.

Por si fuera poco también los mayas llegaron a ser caníbales, no sólo bebían sangre sino que hacían guisos con trozos de cuerpos humanos. Definitivamente diría que los frailes tenían motivos para tratar de evangelizarlos, lo triste fue que como vieron que era imposible, al final terminaron matándolos y eliminando todos los utensilios, escritos y demás pertenencias que tuvieran que ver con la cultura maya.
Volviendo a la visita guiada, ésta comenzó en la plaza central de la ciudad. Es muy bonita y cuenta con unos bancos especiales llamados “sillas del beso”. También hay muchos árboles llenos de pájaros que a ciertas horas de la tarde cantan sin cesar. El guía nos explicó que originariamente en la plaza había una pirámide a medio construir. Cuando los españoles llegaron la destruyeron y frente a la plaza edificaron la iglesia.

Esta iglesia fue construida, luego derruida y vuelta a construir de nuevo ya que en su interior hubo un asesinato. Los ciudadanos mataron al gobernador que había en la época porque era un mujeriego, cansados de su actitud obscena decidieron ir a por él y terminaron matándolo dentro de la iglesia. Debido a esta muerte se consideró que el lugar sagrado había sido “manchado” por lo que decidieron destruirla y construirla de nuevo.
Nuestra visita guiada terminó con una actividad muy curiosa. Aprendimos los números mayas. Los mayas además de tener su propio lenguaje que aún es hablado por algunas comunidades en algunos pueblos, tenían su sistema numérico. Está formado solo por 3 símbolos. El guía usó semillas de cacao, palitos y conchas para explicárnoslo.
Luego a modo examen eligió a 3 participantes para que crearan un número usando el código maya y cómo no, fui elegida. Necesité un poco de ayuda porque lo mío no son las matemáticas pero el premio por hacerlo fue un cupón para beber un sabroso “chocolate maya” en una cafetería de la ciudad.

Hasta aquí mis impresiones sobre Valladolid y ahora viene la visita más esperada,esa que es parada obligatoria para todo aquel que viene a México y que es trending en instagram. La visita a la ciudad de Chichen Itza y su respectiva foto con la pirámide Kukulcán.
Para llegar hasta allí cogí el colectivo, es un medio de transporte común en México. Se trata de unas furgonetas que salen aproximadamente cada media hora, pero que solo salen si están llenas de pasajeros. Yo fui a cogerlo sobre las 8:30 y esperé más o menos 40 minutos hasta que se llenó. El viaje dura una hora y en el camino pasas por algunos pueblitos humildes, llenos de puestecitos con souvenirs.
La entrada para visitar el conjunto arqueológico son 25 euros, los residentes mexicanos tienen un descuento. “Fair enough”.
Nada más entrar te encuentras con la gran pirámide de Kukulcan. Yo pensé que tendría que caminar un poco, lo típico de lo bueno se hace esperar, pero no, es llegar y besar el santo. La verdad es que es bonita y el contraste del césped con el azul del cielo y los colores grises de la pirámide hacen una buena combinación.

Lo primero que hice fue decirle a una pareja si querían que les hiciera una foto para que luego ellos me hicieran a mí una también. Conseguida la ansiada foto podía comenzar mi tour por las ruinas. Mucha gente lo hace con un guía, a mí en la entrada me ofrecieron un guia por 150 pesos pero prefería ahorrarme ese dinero y leer en google un poco de historia.
El paseo por las ruinas es bastante agradable, hay muchos lugares con sombras ya que la vegetación y arboleda es abundante aunque lo recomendable es ir temprano porque a partir de las 11:30 empieza a hacer mucho calor y al sol te achicharras. La temperatura ahora está en unos 32 grados, un guía comentó que en Mayo, la época más calurosa pueden alcanzar los 45 grados. Si a eso le sumamos la humedad, resulta una combinación explosiva e ideal para hacer un tour.

Cuando vas caminando vas encontrando puestos de souvenirs por todas partes, diría que está bastante masificado.

Algo que me resultó curioso que vendían es unos instrumentos que cuando les soplas reproducen el sonido del jaguar. Le pregunté a un guía si en aquella zona había jaguares y me dijo que sí, pero solo salían de noche. También le dije que si esos instrumentos servían para llamar a los gatitos y me dijo que no, afortunadamente no.
Cuando llevaba una hora caminando me senté en una sombra y justo varios guías también. Entonces aproveché para enterarme de las explicaciones que estaban dando además de entablar conversación con uno de ellos que amablemente me explicó bastantes cosas sobre los mayas y las edificaciones.
Una de las construcciones que componen el conjunto arqueológico se trata de un observatorio astronómico. Los mayas eran observadores de las estrellas y tenían grandes conocimientos sobre éstas. Explicaron que cuando nacía un niño con estrabismo les parecía una bendición porque las personas con esta deficiencia eran capaces de mirar a las estrellas por mucho tiempo sin cansarse. Entonces los formaban para que fueran astrónomos. El guía también comentó que uno de los observatorios más importantes actualmente se encuentra en Canarias. Yo pensé, claro amigo, en la isla de La Palma.

Observatorio 



En los templos se pueden observar también estatuas con cabezas de serpiente, pues la serpiente era el dios más importante para los mayas.
A la salida de las ruinas había 3 hombres vestidos con atuendos mayas y pinturas en sus cuerpos. Estaban allí para hacerse fotos con los turistas, supongo que bajo algún precio, no quise preguntar.
También hay muchas personas vendiendo souvernirs, nuevamente. Yo terminé comprando un monedero de piel que en otros puestecitos me habían ofrecido por 100 pesos y aquí me costó solo 50, o sea 2 euros y medio. La señora dijo que era su primera venta del día y cuando le di el dinero se santiguó. Mujer creyente sin duda.
Y hasta aquí mi visita a Valladolid y Chichen Itza, puedo concluir diciendo que finalmente es el primer lugar de México que me ha encantado y que creo que vale la pena visitar.










