Personas especiales

Viajar aporta infinidad de cosas y experiencias que de cualquier otra forma serían imposibles de vivir.

No solo son los lugares, con sus respectivos colores, olores y sonidos que los hacen únicos; no solo son los caminos que recorres y observas mientras caminas, pedaleas, o mientras miras a través de la ventana del coche, del autobús, del tren o que sobrevuelas y ves bajo las nubes; también son las personas con las que tropiezas en esos diferentes rincones del mundo.

Esas personas que sin conocer de nada te transmiten una sensación especial, con las que comienzas a hablar y a compartir tu vida y de repente sientes esa conexión.

Esos momentos en los que agradeces estar allí y en aquel instante porque gracias a ello vuestros caminos se han cruzado.

Somos seres sociables por naturaleza y necesitamos de los demás, y si hay algo que he aprendido a lo largo de mis años viajando por distintos países, es que siempre encontrarás personas especiales; y tú mismo te sorprenderás de las muchas cosas que se pueden tener en común aunque vengáis de lugares totalmente dispares.

Son sorpresas que forman parte de los viajes y que hacen que te des cuenta de que formamos parte de un mar lleno de pececitos, donde las corrientes nos llevan y nos hacen coincidir en donde menos lo esperemos.

«Por las personas especiales»

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